Sobre la especialización en inutilidad

Foto: Sandra Marcela Betancur Cordero

Entre los cientos de personas que nos rodean en el hogar, el trabajo, el estudio y en general personas que trabajan en la venta de servicios existen unos sujetos muy particulares. Se trata de los que todo el tiempo y cada vez frente a cualquier inconveniente, dificultad o situación general dicen: “no, la verdad, eso no se puede”. Lo más curioso de todo es que hacen cara de especialistas mientras manifiestan con tal seguridad la situación negativa.

Con tanto invento, con tanta pendejada y con tanta preparación, aún ¿son capaces de decir “eso no se puede”? Pues bien señores perdedores, si se puede. No se trata en ningún momento de hacer una apología a la literatura y al pensamiento de autoayuda sino un impulso a la razón y a las razones para encontrar soluciones. Es muy molesto que alguien verifique un número, un nombre o una solicitud en una computadora que simplemente procesa y el inepto que la opera diga: “eso no se puede; esto no existe; lo lamento no tengo sistema, no puedo ayudarlo”.

Es igual a los comerciantes que aún piensan que el mercado es sólo de ellos y al preguntarle: ¿sabe usted donde lo puedo encontrar? – luego de recibir la negativa: “no, ese no lo tengo”- con desanimo dice NO. Cuando una respuesta podría ser: no tengo pero se lo consigo, no lo tengo pero el vecino si, no lo tengo pero si me da cinco minutos se lo ubico. Tantas posibilidades, es más fácil ser amable, ingenioso y colaborador que un amargado, egoísta e ingenuo.

Un saludo especial para todos los que se graduaron, en su vida, en la especialización en inutilidad. Se siguen llenando de posgrados, estudian otros idiomas, incluso en el exterior y hasta ganan mejor sueldo. Y por supuesto, un aplauso para ustedes inútiles.

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