A un tamal de Juan José Botero

Mientras una compañera de trabajo se disfrutaba un suculento tamal, relató una de esas historias macondianas que sólo ocurre en Macondo, digo, en Colombia. Entonces contaba mi compañera que en la escuela fue obligatorio, por variar, la declamación del poema A un tamal de Juan José Botero. El recital debería ir acompañado de hojas, pita (cuerda para amarrar) y hueso. Años después llega a nuestra conversación del medio día. Ahora comparto con ustedes este fantabuloso relato aplicado desde nuestra frígida educación. A pesar de todo, nos divertimos bastante en la escuela.

A un tamal

¡ Esponjado tamal¡ Yo te saludo
¡Salve, mil veces, oloroso envuelto,
bien venido si traes entre tu vientre
dos grandes presas y un carnudo hueso.
Corta fue tu existencia: ayer tan solo
En frescas verdes hojas te envolvieron,
El espacio de un sol duró tu vida,
Nacidos ayer y hoy mueres ya de viejo.
Voy a romper las ligaduras que atan
Las mustias hojas a tu blanco cuerpo,
Que arrojados con otros a una olla
Se marchitó tu vestidura al fuego
Cortada está la guasca, hoja por hoja,
Suavemente separo con los dedos,
Y ante mi vista, blanco y suduroso,
Te haz quedado, tamal, en puros cueros.
Te contemplo en pelota y la cuchilla
Me atrevo a llevar sobre tu cuello,
Porque temo encontrar al degollarte,
En vez de carne algún pelado hueso.
Aguarda, pues, yo aspiro tus olores
Entre tanto que un trago me atropello
Para tener valor de acuchillarte,
Para tener valor de abrir tu seno.
A rezar lo que sepas, ya mi mano
Con cachi_blanco de afilado acero,
Aguarda la señal con impaciencia,
De dar el golpe sobre tu albo pecho.
Que si cuna tuviste en una olla
Sancochado al hervor de un fuego lento,
Sepulcro te va a dar esta barriga
Do has de dormir tu postrimero sueño.
Prepárate a morir; recibe el golpe,
Eso, es tamal....asi....quieto, muy quieto,
¡Tris¡ ya se abrió tu abdomen abultado,
mas, ¡ Qué es esto? ¡Gran Dios¡ qué es lo que veo¡
Bien dije yo, tan solo masa había
Donde soñé encontrar un buen relleno;
¡Desilusiones de la vida humana
soñar con carne y encontrar un hueso¡
¡ Y tanto olor y tanta vestidura,
y tanta cinta para atar tu cuerpo,
Y al fin, venido a ver, ¿qué había en el fondo?
Masa, vinagre, pestilente cuero....
Tamal: si acaso vanidosa gente
Con sarcasmo te mira, con desprecio
Dile que todo en este infame mundo
Es un blanco pastel sucio por dentro.

1 comentario:

May dijo...

Me encanta este poema :)