Cada vez que el doctor Uribe visita Medellín o cualquier lugar del país se militariza y las condiciones humanas cambian. Es decir, se vive plena la Seguridad Democrática. No es entendible que un doctor tan importante y aparentemente tan querido con sus reelecciones populares sea tan vigilado y tan susceptible a ser atentado. Además en Medellín no pasa nada, acá la gente es querida y amable, servicial y bondadosa. Esos cuentos de Rosario Tijeras son sólo ficción. Sin embargo, cada vez que viene el señor presidente ahí sí todos nos convertimos en terroristas.
Para las futuras elecciones necesitamos alguien que sea más querido y respetado para que el país se ahorre el costo de cuidar a este señor. Es más, esa platica se puede invertir en la Emergencia Social. De todas maneras doctor, aunque seamos sospechosos de sospecha, bienvenido a nuestro terruño pacífico.
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