Ayuda a Haití, ayuda a Colombia

La famosa expresión de los papás “oscuridad en la casa y luz en la calle” también aplica para Colombia. Desde el Gobierno Nacional se desarrolla una masiva campaña para ayudar a las personas que sufrieron en el terremoto de Haití. ¡Qué buenos colombianos y qué buenos ciudadanos somos! Parecemos limpiando las conciencias que se nos han ensuciado en nuestra historia. La misma que desconocemos porque acá no nos interesa lo propio.
En Colombia hay muchas personas para ayudar y las pocas entidades que se dedican a cubrir lo que les falta a esas personas no es suficiente. En los últimos días se recogieron toneladas de ropa nueva, comida y enceres para ayudar a nuestros hermanos de Haití y en Colombia no llegan a una tonelada las ayudas. En el Municipio de Bello estaban encartados con unos desplazados y nadie ayuda.
Mientras el Gobierno Nacional embute campañas de ayuda a nuestras conciencias susceptibles a la confesión dominical, evolucionan proyectos de ley, avanza el referendo y la imagen de nuestro Gobierno tapa la miseria que se vive como en el caso de Medellín. Asesinatos tapados con una buena gestión de campañas humanitarias. Los periodistas conmueven al país desde Haití con lágrimas sobre los informes noticiosos, cuando en Colombia basta con ir a unas poblaciones, e incluso salir a la calle para provocar lágrimas.
Hay que ayudar al pueblo de Haití, se siente bien ayudar. Pero para que nuestro gobierno se atreva a ayudar a nuestras poblaciones colombianas tendremos que esperar un sismo o una tragedia similar en la que todos quedemos cagando lo mismo y seamos iguales por fin.

1 comentario:

Anónimo dijo...

La triste realidad es que después de una devastadora tragedia, miramos el televisor, leemos el periódico y no nos cansamos de enmarcar en nuestras caras expresiones de horror, pasados minutos, cada cual se dedica a su quehacer y nos llenamos la boca con ofrecer ayudas y otros tantos hablan de irse como voluntarios a un lugar donde morir es una esperanza para resarcir la pérdida de lo poco. Esperemos pues, que la conciencia se haga más fuerte, los oídos más selectivos,la vista clara, para no caminar y encontrarnos con el hambre, los moribundos al frente, homicidios frecuentes y el martirio de secuestro tras secuestro de nuestra propia gente.