La ciudad está llena de invisibles visibles, cruzan , te rozan, se atraviesan, piensan, se afanan, se enojan y así se construye la calle con todas las formas de vida. Siempre hay un ojo que nos vigila, el ojo todo poderoso con alcances insospechados, todos somos un blanco, seguidos y paranoicos como la sensación de sentirse vigilado. Finalmente terminamos siendo la parte del todo, el fragmento de los fragmentos, el billete que faltaba, la vida que acompaña las otras vidas. Te vigilo, te sigo, te encuentro, te cuido, te vigilo.
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