Caminando por las calles de Valledupar, departamento de Cesar me encontré con una brisa que refresca el calor de la tierra terrateniente y vallenata. Me encontré un dialecto que entona una canción en el saludo y mujeres que complementan ese canto con su belleza. Domingo de noche y la Plaza Alfonso López es una fiesta de luces, de niños y niñas que corren alrededor del famoso palo de mango (lugar de encuentro de los valduparenses).
En la misma plaza está ubicada la plaza donde vivió Consuelo Araujo, símbolo de la cultura vallenata como dice la placa de marmol en la fachada de la casa. Luego me encontré con la sorpresa que me obligó a mencionar mi paso por la tierra del vallenato: una pancarta en la fachada de una casa que manifesta que Álvaro Araujo es inocente, pero no dice de qué y me llamó la atención encontrar el contraste de una fachada que grita por unaAraujo que es símbolo de una cultura y otra que grita que otro Araujo es inocente entre signos de admiración. La misma con la que me miró una transeúnte mientras capturaba con mi cámara la fachada insignia de la inocencia.
No soy el justiciero ni el defensor de nadie en tierra colombiana, sólo un viajero con ojos y cámara. pero me llama la atención que Alfredo Molano esté obligado a corregir o rectificar su articulo Araujos et al, publicado en su espacio semanal en el diario El Espectador donde se refería a los personajes de Valledupar y se niegan a quitar su demanda hasta que el sociologo no rectifique su artículo. Si hay libertad de usar las fachadas para manifestar libremente el amor o el odio por los seres protagonistas del Planeta Tierra, por qué el papel no puede soportar tal libertad. Digan lo que digan y hagan lo que hagan nunca se acabará la sorpresa, las coincidencias y las ganas de silenciar la voz de la diferencia.
En la misma plaza está ubicada la plaza donde vivió Consuelo Araujo, símbolo de la cultura vallenata como dice la placa de marmol en la fachada de la casa. Luego me encontré con la sorpresa que me obligó a mencionar mi paso por la tierra del vallenato: una pancarta en la fachada de una casa que manifesta que Álvaro Araujo es inocente, pero no dice de qué y me llamó la atención encontrar el contraste de una fachada que grita por unaAraujo que es símbolo de una cultura y otra que grita que otro Araujo es inocente entre signos de admiración. La misma con la que me miró una transeúnte mientras capturaba con mi cámara la fachada insignia de la inocencia.
No soy el justiciero ni el defensor de nadie en tierra colombiana, sólo un viajero con ojos y cámara. pero me llama la atención que Alfredo Molano esté obligado a corregir o rectificar su articulo Araujos et al, publicado en su espacio semanal en el diario El Espectador donde se refería a los personajes de Valledupar y se niegan a quitar su demanda hasta que el sociologo no rectifique su artículo. Si hay libertad de usar las fachadas para manifestar libremente el amor o el odio por los seres protagonistas del Planeta Tierra, por qué el papel no puede soportar tal libertad. Digan lo que digan y hagan lo que hagan nunca se acabará la sorpresa, las coincidencias y las ganas de silenciar la voz de la diferencia.



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