¡Ay Medellín!

La ciudad en su vida cotidiana de violencia, felicidad, diversidad, diversión y trabajo deja marcas o huellas que son fácil de rastrear como el olor de la hembra que detecta el macho. La ciudad es un encuentro y a veces descubrimiento amable de la diferencia y el encanto. Sólo me gusta la ciudad cuando la puedo desnudar porque por fin somos amantes. De nuestro amor sólo quedan restos colgados como patinetas colgadas de un árbol para recordar que un día fuimos juntos.

Me gusta la ciudad dibujada en hojas de cuaderno y en muros que encuentran sentido. Me gustan sus gritos y los que gritan porque no se aguantan, no sufren de pena, no tienen miedo. En la ciudad todos tenemos miedo, estamos enfermos. No me gusta tener miedo en una ciudad que me da vida.
Tu cuerpo, ciudad Medellín, me provoca volar con mis sueños que vuelan de mis bolsillos para regalarte ideas de como me gusta vivirte. Sólo necesito que te concentrés conmigo y volémos juntos. Me gustas Medellín, no te desangres y volamos juntos.

Si con música te pudiera conquistar para que siguieras mis pasos y decorarte con todos los regalos que te guardo. Sigue mis notas y caminamos juntos, tranquilos por fin, entre los árboles que una vez fueron amigos de otros. Acompañame Medellín y te muestro como suenas con el viento y mi música. Acompañame Medellín y componemos una melodía que nos haga olvidar que tienes que dormir. Protección Roja para vos de esta boca, estos ojos y esta mente que no te deja de ver en Rojo y como lo dejás caer por tus calles hasta el centro. Que la sangre esté caliente donde debe estar y que tu gris permanezca impecable Medellín.

1 comentario:

xavier dijo...

Dios mió toda una oda en amor a Medellín, excelente me gusto arto.