Yo tenía 8 o 9 años cuando en Medellín era costumbre escuchar bombas como en diciembre la pólvora. Se escuchaba en cualquier parte que se mataba a sueldo y se pagaba por cabeza. A los 15 años empezaron a matar amigos que eligieron otro camino, matar. Hoy la historia se repite en Colombia y en Medellín, aunque nuestro Alcalde, Alonso Salazar, diga que no, el homicidio en Medellín aumenta y no es una treta para ensuciar su gestión. Se vuelve a vivir la historia: No nacimos pa semilla.
Hoy estalló un carro bomba en Cali, otro escenario pasado y hoy presente del terrorismo en Colombia. El doctor Uribe parece gestionar un ataque contra la guerrilla, los paramilitares y los políticos y los malos en general. Se cree el nuevo salvador. Ojalá que se les acaben las balas y la platica para comprar más. Ojalá les toque llorar un día por su propia tragedia para que entiendan
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