En Medellín ocurren tantos accidentes de tránsito con motocicletas que el dueño de ésta decidió abandonarla. Le dejó la moto al tiempo que la desgasta parqueada. Se dio cuenta que era parte de una venganza japonesa y prefirió renunciar. Se cansó de ser amedrentado por los buses, los camiones, los taxis y los particulares y prefirió vivir. Por lo menos un poco más. Con seguridad no la vende para no hacerle daño a nadie y no sentirse asesino.
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