
Cambiaron los morrales, lapiceros, cuadernos, pupitres y tareas de matemáticas y español por armas, uniformes camuflados y guerra. Cambiaron el ruido del recreo y de las aulas por los disparos de cañones que matan personas como ellos, inocentes y posibles culpables.
Cambiaron los sueños por las órdenes, cambiaron los domingos en familia por el trote de la primer trompeta. Cambiaron su vida por Dios, la libertad y el órden. Cambiaron su vida por tres pesos y un ataúd. Cambiaron su vida por la muerte como héroes que no existen. Son soldaditos de madera que hoy están bonitos y mañana se derrumban como un dominó con una bala.

Cambiaron los sueños por las órdenes, cambiaron los domingos en familia por el trote de la primer trompeta. Cambiaron su vida por Dios, la libertad y el órden. Cambiaron su vida por tres pesos y un ataúd. Cambiaron su vida por la muerte como héroes que no existen. Son soldaditos de madera que hoy están bonitos y mañana se derrumban como un dominó con una bala.

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