
Es increíble que tengamos que esperar tanto tiempo en un balcón para que el futuro de nuestra ciudad iniciara. De ahí que existan tantos balcones en nuestra ciudad, para esperar el futuro tomando jugo de tomate de árbol, fumando un cigarrillo, mirando la gente pasar, bailando o adornándolo con luces para que el futuro se de cuenta donde debe llegar.
Cada día me convenzo más de que el futuro de nuestra ciudad no arranca porque hayan más carros último modelo en nuestras calles o por las nuevas patrullas de la policía o por los Parques Biblioteca que le cambiaron la imagen a lugares que antes no existían para nuestros ojos.
Felicitaciones Medellín por seguir estancada pensando que el futuro ya empezó cuando en esta ciudad trabajamos para el día a día, es decir, para sobrevivir.
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